Somos mujeres consagradas a Dios que siguen a Jesús en el mundo de hoy.
Deseamos vivir el Evangelio del Amor y testimoniar a cada hombre y mujer la belleza de la Palabra de Dios que ha resonado en nuestros corazones. Una Palabra que ha dado sentido a nuestra vida, que ha unificado nuestro pasado y que cada día nos impulsa hacia nuestros hermanos y hermanas, especialmente los que viven al margen de la sociedad, víctimas de la “cultura del descarte” porque están solos, pobres y abandonados. Una Palabra que nos impulsa a proclamar la presencia y la ternura de Dios Padre que ama y cuida cada vida, especialmente las más frágiles y débiles por ser pequeñas, jóvenes, ancianas, discapacitadas, sin hogar y en situación de penuria, para decirles “quiero que estés ahí”. La dignidad de cada persona, su crecimiento humano, social y espiritual, la promoción de una cultura de la vida es importante para nosotros. Somos una Familia religiosa nacida por inspiración divina del corazón de San José Benito Cottolengo y dividida en: Hermanas de la Vida Apostólica y Hermanas de la Vida Contemplativa.
Nuestra Familia Religiosa es parte constitutiva de la Pequeña Casa de la Divina Providencia junto con la Familia de los Hermanos y la Familia de los Sacerdotes.